¿En qué consiste?
La estimulación cognitiva permite “ejercitar el cerebro” de forma que una vez identificados cuales son los puntos a tratar y el objetivo que se quiere lograr con la estimulación, se comienza a preparar el programa que es específico para cada caso en particular.
De esta forma, los puntos débiles más afectados y los puntos fuertes mejor preservados se podrá trabajar en situaciones donde haya un trastorno del aprendizaje, trastornos neurodegenerativos o en casos puntuales de forma preventiva.
Las dificultades que se pueden tratar de la mano de la estimulación cognitiva:
- Daño cerebral.
- Parálisis cerebral.
- Trastorno del espectro autista.
- Enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, demencia, parkingson).
- Control de impulsos.
- Problemas de memoria.
- Problemas de atención.
